Algo pesado corría sobre el techo de la casa (cuento)
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Guiada por su intuición, Lupita decidió volver al pueblo donde una vez fue niña. Tenía la corazonada de que para liberarse, ahora de adulta, de la persecución del Güin, debía confrontarlo cara a cara. Resolvió hacerlo porque tres veces un sueño recurrente la atormentó en noches imprevisibles. En ese mundo onírico, revivía la madrugada del velorio de su abuela. Tenía apenas cuatro años y su madre la acostó en la cama de la habitación donde, horas antes, la pariente que ahora le parecía tan lejana había dejado el plano terrenal. A un lado, en la sala, un grupo de señoras rezaban un rosario de cuerpo presente que poco a poco la sumió en un húmedo letargo. Ya estando en el estado de duermevela, entre la vigilia y el sueño, un extraño animal levantó la lámina de zinc del cuarto y la observó con sus ojos enormes.
La intuición no era nada nuevo para ella; era, en realidad, su fiel compañera de vida. Como psicoterapeuta, se había inclinado al estudio de la metafísica como una terapia personal y de autoconocimiento para tratar los dolores emocionales de sus pacientes. Confiaba en su intuición más que en lo aprendido en las aulas, incluso más de lo que había aprendido leyendo a Freud, a Jung y a Adler. Sin necesidad de ver el reloj, su intuición le dictaba la hora exacta del día, sabía de qué iba a tratar esa llamada que entraba entre sesiones, cuál era el diagnóstico de su paciente, cuál su dolor espiritual y cuál el tratamiento, todo sin necesidad de usar el intelecto.
Sí, era apenas una niña cuando el Güin se le apareció. Recordaba ese mes de marzo. Su madre la sacó de la escuela entre llantos, jalandola del brazo y gritando: ≪¡Está muerta, está muerta, tu abuela está muerta!≫. Luego, tenía imágenes del trayecto en el bus de parrilla; de su madre dándole un manojo de flores para que las pusiera en sus rodillas mientras emprendían el viaje a la costa sur de Guatemala.
Cuando llegaron al pueblo, que sólo visitaban para la noche de Nochevieja, los familiares y conocidos ya estaban reunidos envueltos en el sopor del velorio. Recordaba las calles de tierra, el centro del poblado donde se vendían huevos de iguana, el tanque de agua donde las señoras lavaban, y a su par, la gran casa de madera de su abuela, el cuerpo en el féretro, las enormes velas de muerto que intensificaban los calores nocturnos y humanos, y la gigantesca carpa instalada en la calle donde las sillas se amontonaban, sin ningún orden específico, esperando más dolientes.
Fue también la primera vez que, quizá, su intuición la visitó, porque mientras la oscuridad avanzaba, supo que el velorio no terminaría pronto y que toda esa gente amanecería allí contando anécdotas y chistes sobre la fallecida hasta que fuera hora de irse al camposanto. Fue entonces cuando le dijo a su madre que estaba cansada, y ella la acomodó en la cama donde su abuela había fallecido esa misma mañana de marzo. La niña se quedó medio dormida, protegida por un mosquitero, mientras sudaba la mala hora previa a su desgracia.
Cuando empezó a entrar en el estado de duermevela, sucedió:
Escuchó cómo algo pesado corría, a gran velocidad, sobre el techo de la casa. Era muy rápido, en verdad era veloz y pesado. Al abrir los ojos, descubrió cómo las láminas se doblaban por la gravedad de lo que sucedía arriba. Era un sonido que, supo, no era de este mundo, porque le provocaba una sensación extraña de no pertenecer, por un momento, a la realidad. La presencia de esa cosa era tan fuerte que pensó que caería en la habitación. Pero, al contrario, hubo un silencio pasajero que la estremeció antes de la fatalidad: a los pocos segundos, una mano peluda, de humano pero con garras de perro, levantó la lámina aflojando los clavos de la madera donde se sostenía, y vio a un perro grande, viejo y babeante, mirándola con sus ojos rojos y puntiagudos mientras le ofrecía una sonrisa gigantesca que dejaba ver sus colmillos.
Lupita salió corriendo del cuarto y, al pasar, volcó una candela. Las rezadoras parecían ajenas a lo que había ocurrido hasta cuando ya estaba sucediendo lo fatal. El vestido de encaje que llevaba pronto agarró las llamas, y su cuerpo se vio envuelto en fuego, quemándole la pierna derecha y dejándole una cicatriz para siempre, un morado que creció con ella, hasta ahora, en el año de sus 33 años.
≪¡Me asustó!≫, gritaba entre el fuego. ≪¡Me asustó!, ¡hay un animal en ese cuarto!≫, decía, mientras las rezadoras intentaban quitarle el vestido e iban corriendo por agua al tanque público al lado de la casa.
Si algo recordaba muy bien, ahora que regresaba al pueblo, era la certeza de que una quemadura duele más cuando sucede en la costa. Se había quemado muchas veces en la vida, pero ninguna le dolió tanto como aquella noche y en los días siguientes, durante las novenas, cuando tenía que meter la pierna al tanque para sentir un poco de alivio.
Aún no había amanecido cuando le aplicaron ungüento, y esta vez su madre decidió acompañarla en la cama para que pudiera dormir unos momentos. Sin embargo, no pudo. El ardor era insoportable. Observaba entre las ranuras de las tablas de las paredes de madera a los hombres del velorio, sentados en las sillas, con las camisetas levantadas sobre el ombligo, abanicándose y tomando cerveza. ≪Se le apareció el Güin a la pequeña≫, decía uno.
Y fue esa misma madrugada, en la que la pasó asustada y delirante por el dolor que escuchó la historia entre las conversaciones de los señores, que a cualquiera le hubieran parecido murmullos, a todos, menos a ella:
—El Güin es un hombre malo que tiene la capacidad de convertirse en perro a voluntad. Se sube a los techos de las casas para causar alboroto y se roba a las gallinas.
Escuchó que había que atraparlo y azotarlo para que dejara de hacer alboroto; escuchó, también, que una vez castigado se convertía en hombre y salía huyendo, aunque siempre regresaba por temporadas.
Aquel pasaje de su infancia desapareció en de su vida, hasta cuando, exhausta después de atender a su último paciente un viernes por la noche, regresó a su casa en la ciudad y se quedó profundamente dormida en el sillón mientras veía una película. Ese episodio de sus cuatro años, volvió en sueños por tres veces.
Los ojos estaban presentes, imborrables cada noche en los que el proceso de alienación se instauró en su alma, hasta hacerle perder la virtud de estar en medio de las coordenadas de la tierra. Dejó de atender en el consultorio una semana antes de haber esperando a que llegara la genuina inspiración de la intuición. A que le dictara lo que debía hacer, y de hecho, fue su fe en ella la que le dijo que debía regresar al pueblo donde una vez fue niña, al cual no había vuelto desde hace una década, cuando su madre falleció. Regresaría a la vieja casa de su abuela que recibió como herencia, y dormir en la misma cama, que seguramente permanecía intacta, encapsulando el tiempo de otras eras, para intentar, por fin, quedarse dormida y, en medio del estado de duermevela, volver a tener contacto con él.
Pero, en efecto, ya era otro tiempo y otro pueblo. Las casas de madera y lámina se habían cambiado por casas de block con terraza, y en lugar de tiendas y cantinas alumbradas al anochecer con velas y focos amarillos, ahora había locales de ventas de cosas pirateadas, ropa americana y artículos de plástico que la alejaban del recuerdo nostálgico de su infancia. Pero había algo extraño, demasiado extraño: los locales, aunque abiertos, estaban vacíos. Las calles estaban vacías, y un maldito aroma le recordaba la presencia de la muerte, ese olor que sus pacientes suicidas llevaban cuando ambos sabían que sería la última vez que se verían, y que la terapia no había funcionado, no porque su intuición fallara, sino porque en verdad ya no había nada que hacer.
Recorrió las mismas calles hasta llegar al centro de la ciudad, donde las luces de neón de feria de dos o tres casetas esperaban a sus dueños como si aquello fuera un pueblo fantasma. Tenía sed, pero nadie servía la horchata; tenía calor, y la humedad de las cuatro de la tarde le golpeaba la cara con un tierno beso que la envolvía en el sudor de una aventura que le parecía extraña. ≪Seguiré soñando≫, dijo, pero el golpe de la realidad activó el mecanismo de su consciencia cuando apareció un grupo de niños descalzos saliendo de entre las champas improvisadas del mercado municipal, corriendo y tratando de desenredar una soga. ≪Apresurémonos≫, dijo uno de ellos, y ella corrió tras ellos para preguntarles dónde estaban los demás.
—Es que lo agarraron —dijo otro—, agarraron al ladrón de gallinas.
—Lo quieren amarrar a un poste en el campo de fútbol —gritó a la distancia el más pequeño.
Lupita supo entonces que el encuentro estaba cerca. No se había equivocado: algo estaba ocurriendo en este pueblo, y ella había regresado para rendir cuentas, para saber, por fin, y conocer la forma humana de quien la llamaba en sueños.
Persiguió a los niños hasta llegar al campo de fútbol, y encontró a la multitud en círculo y en el centro reconoció una figura humana demacrada, golpeada, y con la boca empapada en sangre, pidiendo perdón.
El bullicio era ensordecedor, pero se distinguían las constantes palabras ≪ladrón, ladrón, ladrón≫. Mientras Lupita se abría paso entre la multitud, sintió cómo la mirada de alguien conocido se posaba en ella.
Lupita avanzaba entre la muchedumbre con firmeza, sintiendo que cada paso la acercaba no solo a su destino físico, sino a una culminación inevitable. Algo en su interior parecía estar ajustando cuentas, y gracias a sus estudios de metafísica, comprendía que el universo estaba alineándose justo para este momento.
Al llegar al frente de la multitud, lo vio. No hubo dudas en ella. Estaba sentado y hundido en las alucinaciones de sus golpes. Aquellos ojos inyectados en sangre eran los mismos que la miraron cuando era una niña. Lupita se sintió libre, inspirada, completamente humana. Con voz clara y firme, señaló: ≪Él fue... él fue...≫, mientras se bajaba el pantalón beige, mostrando la quemadura que aún marcaba su piel. ≪Hay que prenderle fuego por lo que me hizo≫, sentenció.
La turba, como movida por el instinto primitivo, desechó la idea de amarrarlo a un poste y roció gasolina sobre el hombre. Uno de los ancianos, con su autoridad sobre las cosas del pueblo, fue quien le prendió fuego con un mechero. El ladrón, envuelto en llamas, corrió por todo el campo de fútbol, gritando de dolor, tratando con fuerza humana, pero también sin esperanza, arrancar su carne mientras su cuerpo ardía. Los minutos transcurrieron lentamente, hasta que su figura, envuelta en el umbral entre lo vivo y lo muerto, colapsó en el centro del campo. Lo que quedó de él no era más que un pedazo de carbón. El olor le recordó a Lupita el de su propio vestido quemado tantos años atrás.
La multitud se dispersó sin hacerle preguntas, como si el acto de justicia fuera tan natural que no necesita explicación. Nadie parecía reconocerla, y ella ya no conocía a nadie. Sintiéndose invadida por la nostalgia, decidió regresar a la casa de su abuela.
En una banqueta, una vecina anciana, flaca y encorvada estaba sentada recibiendo el último rayo de sol del día. La última vez que Lupita la vio, era una señora de apenas 50 años muy gorda. Fue la única que la reconoció:
—Vaya, que vino a ver su casita —dijo la mujer, mientras la noche empezaba a caer—. Hoy quemaron a un loco.
—Lo sé, lo fui a ver. Me hizo tanto daño —respondió Lupita.
—¿Acaso lo conocía?
—Demasiado bien —dijo entre un suspiro aliviado.
Exhausta, entró en la casa y descubrió que todo seguía igual. Las fotos familiares, los recuerdos de viajes a la costa, el calor envolvente de tiempos pasados y sobre todo la lámina abollada del cuarto de su abuela, y la cama en la que cayó rendida, finalmente libre del espasmo de su infancia. Mientras se estaba quedando dormida, algo pesado comenzó a correr sobre las láminas del techo. Atemorizada, Lupita se cubrió la cara con las sábanas, incapaz de reunir el valor para mirar.
Al día siguiente, con la luz del amanecer, decidió ir al tanque público a lavarse la cara. Allí, vio una colonia de gatos paseando por el lugar y bebiendo del tanque. La vecina se le acercó y le dijo:
—Vaya, que vino a ver su casita, tengo muchas cosas que decirle. Sus láminas ya están muy viejas, es por los gatos. Pasan por el tejado para venir a tomar agua al tanque.
De pronto, todo cobró sentido. A Lupita nunca se le apareció Güin cuando era niña. Lo que vio fue un gato que transitaba por el tejado para llegar al tanque. Su mente infantil, escuchando las historias de los hombres sobre el Güin, transformó al inocente gato que la vio asustado entre las grietas en el monstruo que la aterrorizó durante los sueños.
Pero lo más cruel fue darse cuenta de que aquel ladrón de gallinas, castigado, pero que quizá no merecía morir, había sido quemado vivo por su culpa. La cicatriz que ella mostró no había sido infligida por él, sino por una historia que, ahora lo entendía, su mente de niña había malinterpretado. Entendió que su abuela estaba muerta, su madre estaba muerta, sencillamente muertas, y que los tres sueños, solo habían sido eso, sueños.
Comprendió, entre su desdicha, que su intuición la había traicionado.
SEGUNDO LUGAR EN CUENTO CORTO, CERTAMEN DE LITERATURA, ARTE Y CULTURA GUATEPAZ 2024.

José J. Guzmán
José J. Guzmán (Quetzaltenango, 1993). Licenciado en Comunicación Social. Más de 10 años de experiencia en medios de comunicación. Tiene un libro de poemas publicados: “La Escena Absoluta” (2012).
OpiniónLiteratura
Estafa de inmobiliarias mediante promesa de compra
La promesa de compra se firma entregando a la empresa un anticipo de como mínimo el 20% del valor de la propiedad.
Quetzaltenango es una ciudad que ha crecido exponencialmente en todo sentido, convirtiéndose en una opción de vivienda para muchas personas de otros departamentos. Esto ha generado que distintas empresas desarrolladoras inmobiliarias inviertan en esta ciudad, lo cual es bastante importante porque mejora la economía, generando empleo e inversión, entre otros aspectos positivos.
Pero no todas estas inmobiliarias trabajan de manera transparente, ya que existen múltiples casos en donde las inmobiliarias, mediante un documento denominado promesa de compra, por medio del cual se compromete el posible comprador a adquirir el inmueble que le vende una inmobiliaria bajo ciertas condiciones y plazos acordados entre las partes, fijan las bases para la venta futura. Sin embargo, la propiedad aún no se transfiere, ya que el contrato definitivo se firma después de que se cumplan ciertos requisitos.
La promesa de compra se firma entregando a la empresa un anticipo de como mínimo el 20% del valor de la propiedad, y la compra definitiva de las propiedades, en la mayoría de los casos, está sujeta a la aprobación de créditos hipotecarios por parte de alguna institución financiera. Si el crédito es aprobado, el comprador inmediatamente toma posesión del inmueble.
El problema se está dando cuando el crédito no es aprobado por el banco y algunas inmobiliarias no devuelven inmediatamente el anticipo al cliente, sino que, de manera telefónica y verbal, van retrasando la devolución aduciendo que no tienen liquidez financiera en ese momento y que deben esperar incluso más de seis meses. Esto ya se convierte en un delito de estafa y apropiación indebida, por lo que, si usted va a adquirir algún inmueble, debe estar atento a las cláusulas de la promesa de compra para evitar que le retengan su dinero, y si se ha sobrepasado el plazo para la devolución, deben pagarle los intereses que ha generado este dinero.

Vilma del Rosario Xicará
Con más de 20 años de experiencia en finanzas, auditoría pública, impuestos y rendición de cuentas. Docente universitaria, Contadora Publica y Auditora, y Dra. en Auditoría Gubernamental y Rendición de Cuentas y Transparencia en la función pública.
OpiniónInmobiliarias
Usos de la inteligencia artificial en la salud
Los sistemas de IA pueden analizar datos genéticos y de salud de un paciente para recomendar tratamientos específicos que se adapten mejor a su perfil.
La inteligencia artificial es una herramienta que es útil en diversas situaciones, incluyendo la salud. Es necesario entender estos conceptos para maximizar su utilidad con la calidez y profesionalidad que el caso requiere en el ámbito de la salud. Es capaz de ser útil en diversas situaciones, tales como:
Diagnóstico de enfermedades: La inteligencia artificial puede analizar imágenes médicas, como radiografías y resonancias magnéticas, para ayudar a los médicos a detectar enfermedades como el cáncer. Esto puede hacer que el diagnóstico sea más rápido y preciso.
Medicina personalizada: Los sistemas de IA pueden analizar datos genéticos y de salud de un paciente para recomendar tratamientos específicos que se adapten mejor a su perfil. Esto puede aumentar la eficacia de los tratamientos.
Asistentes virtuales: Muchas aplicaciones de salud utilizan chatbots para responder preguntas de los pacientes, recordarles tomar su medicación o incluso gestionar citas médicas. Esto facilita el acceso a la atención.
Investigación y desarrollo de medicamentos: La IA puede acelerar el proceso de descubrimiento de nuevos fármacos al analizar grandes cantidades de datos y predecir cómo diferentes compuestos pueden funcionar en el cuerpo humano.
Monitoreo de pacientes: Dispositivos wearables, como pulseras de fitness, utilizan IA para monitorear la salud en tiempo real, detectando irregularidades en la frecuencia cardíaca o el sueño, lo que permite intervenir a tiempo si es necesario.
Cuestiones éticas y cristianas: El uso de la inteligencia artificial en la salud plantea varias cuestiones éticas. Por un lado, la IA puede mejorar la atención médica y salvar vidas, pero también existe el riesgo de deshumanizar la atención. Los pacientes pueden sentirse como simples datos en un sistema. Desde una perspectiva cristiana, se enfatiza la dignidad de cada ser humano. La tecnología debe servir para mejorar la vida y no para reemplazar el cuidado compasivo que ofrecen los profesionales de la salud

Edwin Ibarra
Médico Especialista en Cardiología y Ecocardiografía. Coach, conferencista y entrenador certificado por el Programa de John Maxwell, Pastor de la Red de Empresarios y Profesionales de Iglesia Bethania Quetzaltenango. Fundador de los Proyectos “Sanando el Corazón” y “Discipulado Empresarial 20/20”.
OpiniónLiderazgo
En Panamá se desempolvó aquel nombre: Aguerrido Xelajú MC
Algo insólito ocurrió en el último minuto del partido: los planes cambiaron y el pase se ganó con un golazo de Romario da Silva, el héroe de esa noche.
El Xelajú MC logra su pase a las llaves semifinales y, por ende, de una vez a la CONCACHAMPIONS 2026, donde se unirá a 26 equipos restantes de la liga mexicana (MX), equipos de EE. UU. (MLS) y representantes del Caribe. Tuve el privilegio de viajar a Penonomé, Coclé, Panamá, provincia del país canalero, a 160 kilómetros de la capital, donde se logró esa hazaña y fui testigo de cómo los Superchivos enloquecieron en el Estadio Universitario.
Saco a colación otra vez aquella frase que nos brindó en una entrevista hace 15 años Eduardo “Zancudo” Estrada. Era el año 2010 y se cumplían 30 años de la segunda luna de 1980. No se me borra de la mente, me quedó para toda la vida. Dijo: “Jugué entre extraordinarios jugadores y nos paseamos por toda Centroamérica con nuestro futbol”. En esa oportunidad fueron subcampeones de la Copa Fraternidad Centroamericana (1982). Ya habían dejado en cuartos de final al Marathón, en semifinales al Vida y, coincidentemente, perdieron la final con el Real España, ahora el próximo rival. El equipo hondureño venía siendo dirigido en ese entonces por el tico Marvin Rodríguez, quien 14 años después nos daría la tercera luna y ahora, casualmente, es nuestro próximo rival, dirigido por otro “Tico”, Justin Campos. ¿Será que nos sacaremos esa espina de hace 43 años? Esa derrota frustró muchos sueños en esa década y desincentivó a empresarios como Domingo Lima. El arbitraje fue pésimo, a tal punto que el equipo comenzó una tendencia a la baja, hasta que descendió nueve años después.
Decían antes los técnicos “zorros” del futbol: “Cuando un partido está tan cerrado y parejo, tiene que venir la táctica fija o una jugada de inspiración individual de un jugador para marcar la diferencia”. Fue donde salió Romario da Silva y enloqueció a una parte de Guatemala y paralizó a los panameños. No sé si le vaya a salir un gol similar al brasileño algún día, pero esta jugada valió $80 mil de premio que da la UNCAF-CONCACAF por el pase a semifinales al equipo, aparte del prestigio que logró el club al pasar entre los cuatro equipos más destacados del área.
Una noche lluviosa con un intenso partido contra la “Academia” de Sporting San Miguelito, así le llaman allá por la estricta formación de futbolistas que tiene este equipo, con su promoción a futuro al extranjero. Una afición pequeña y fría la de este equipo de la liga mayor panameña. Al final, en 180 minutos, se igualó un marcador global de 2–2. Los Chivos tomaron ventaja en el partido de ida y los académicos en la vuelta, con marcador similar 2–0. Corrían los minutos extras para buscar el desempate; es más, era el minuto 119 y todos nos resignábamos a ir a la tanda de penales. El técnico Chivo iba en ese momento a realizar su último cambio en la portería: iba a ingresar Nery Lobos, a quien en los entrenamientos se le había visto con más cualidades para atajar penales en comparación con Darío Silva. Algo insólito ocurrió en el último minuto del partido: los planes cambiaron y el pase se ganó con un golazo de Romario da Silva, el héroe de esa noche.
A disfrutar ahora, aficionados: el próximo 22 de octubre será el partido de ida en San Pedro Sula, Honduras, y el 29 de octubre el de vuelta en Guatemala. Orgullosos de ser Chivos.
Hugo Siliezar López
OpiniónXelajú MC
Fondo de armario para esta temporada de frío
Es para muchos el clima ideal, mañanas soleadas y tardes frías, algunos días con lluvia y otros simplemente nublados. Buscamos las prendas más calientitas para salir al trabajo, algunas reuniones sociales y para no perder el estilo en esta temporada, te comparto una mini guía de fondo de armario para estilizar tus atuendos y potenciar tu personalidad.
1. Cardigans: telas de buena calidad como, cashmere, mezclas de poliéster y algodón, para conservar mejor el color, lana de buena calidad y en porcentaje por encima del 50%. Evita cardigan sin costuras, ya que, se deteriora con facilidad. Invierte en colores neutros como gris, negro, beige y tonos tierra de temporada.
2. Abrigos: elige un corte adecuado a tu tipo de cuerpo, los abrigos oversize son ideales para usarlos sobre capas en días muy fríos. Elige un gris carbón o camel, para elevar tus atuendos favoritos.
3. Gabardinas/Trench: es un básico infaltable, puedes usarla en atuendos casuales y darle un distintivo con accesorios que potencien tu personalidad. Las gabardinas cortas están en tendencia. En color beige combina perfecta con todo, si quieres tendencia, agrega una en color borgoña o café.
4. Botines: pueden ser botas altas con tacón cuadrado para mayor comodidad, se ven elegantes y estilizan la figura. Las “slouchy boots” o botas arrugadas, son ideales para un estilo boho chic, muy en tendencia para esta temporada. Los botines clásicos en punta para estilizar las piernas y que sean por encima del tobillo también son un básico.
5. Bufandas XL: el complemento ideal para abrigarte en estos días fríos, puedes adaptarlas a tu estilo a través de los colores y texturas, agregarles broches con diseños personalizados.
No necesitas invertir en muchas prendas, sino en la calidad de ellas, reutilizar es una gran opción para lucir impecable. Recuerda que en los pequeños detalles está, el poder de tu imagen.

Carol Contreras
Coach de Imagen
Hay cosas que deben hacerse hoy o tocará hacerlas mañana
¿Es usted de las personas que retrasa cosas que debe hacer sustituyéndolas por otras situaciones irrelevantes?; es muy común realizar tareas muy pequeñas que no son tan importantes, para evitar las más grandes que sí los son, estas características son las características de una persona que procrastina, es decir que pospone tareas o actividades y se encuentra haciendo cualquier cosa menos esas pequeñas que realmente necesita hacer y que con seguridad en algún momento le tocara hacer.
Para ejemplificar, todos de una forma u otra, conocemos o hemos sido informados de como garantizar una buena calidad de vida, descansar, comer saludablemente, hacer ejercicio y no manejar estrés, son parte de algunas normativas que garantizan esa calidad de vida; sin embargo, en muchos casos algunas personas comienzan a poner en práctica cada una de estas normativas hasta que carecen de salud, hasta en este punto, ya que están afectados o bien fregados como se diría de manera coloquial, es hasta entonces que toman acciones y medidas como iniciar una dieta saludable, hacer ejercicio, descansar o en el peor de los casos, la enfermedad los manda a descansar, todo por posponer acciones realmente importantes, a lo que yo calificaría falta de sentido común.
Posponer la alarma del reloj para descansar 5 minutos más, por ejemplo, puede ser el causante y motivo de llegar tarde a una cita, actividad, trabajo o cualquier actividad y esto traer como consecuencia cosas esperadas o inesperadas.
Es oportuno reflexionar sobre la importancia y el impacto que tiene en nuestras vidas el tomar acciones en nuestro día a día y abordar tareas de manera proactiva para tener como resultado una mejor vida y aunque no en todos los casos procrastinar está asociado a la pereza, recordar que la pereza garantiza la pobreza.

Silvia Morales Paniagua
Docente de nivel primario y básico con Especialidad en Ciencias Naturales. Licenciada en Administración Educativa y Magíster en Educación Superior.
Échate fama y acuéstate a dormir
Hace apenas unos días la diputada Andrea Villagrán le dijo a la jefa del Ministerio Público que pasará a la historia como una mujer golpista y como la más odiada de los guatemaltecos. Creo que le dijo lo que la mayoría de los guatemaltecos y guatemaltecas conversamos en las sobremesas, en las calles y en algunas aulas de instituciones educativas.
Escribo con base en lo que veo y leo en los medios. No soy experto en periodismo. Pero no se necesita investigar tanto, para más o menos tener una idea de esta señora que a varios guatemaltecos, en su momento, nos molestó por su soberbia y arrogancia, y porque se intuía en su proceder, la mala intención de atacar a la gente honrada y dejar en libertad a personas afines a su gestión.
Lo que escribo lo escribo a título personal. Pero desde mi punto de vista, la actual jefa del MP es una de las peores personas que han dirigido el MP. Esta señora no puede ingresar a 42 países: “A 42 es el número que ascienden los países que prohíben el ingreso a la fiscal general y jefa del Ministerio Público, María Consuelo Porras…”, (España, 2024).
Pues se presentó el pasado 30 de septiembre de 2025 al Congreso y fue confrontada por algunos diputados que no comparten su gestión. Hay un refrán que dice: “échate fama y acuéstate a dormir”. La fama de corrupta y golpista ya la tiene, por lo tanto, no le queda otra que escuchar lo que algunos piensan de ella.
¡Qué triste es para ella, que a ocho meses de dejar el MP, miles de guatemaltecos tengan ese concepto de ella! Tuvo la oportunidad durante ocho años para defender la dignidad de los y las guatemaltecas, de velar por el bien común de los ciudadanos, de solidarizarse con las desgracias de los pobres y de practicar una justicia procesal, entendida como la “que regula los procedimientos judiciales, es decir, los aspectos formales del ejercicio administrativo y legal del Estado, para garantizar que todos los ciudadanos sean tratados bajo las mismas normas y los mismos criterios. Por ejemplo: existe justicia procesal cuando las actuaciones jurídicas se realizan conforme a la ley, esto es, de manera objetiva e imparcial, sin establecer distinciones por género, religión, etnia o clase social”, (Concepto.de, 2025).
En (Lc 16,19-31), Jesús cuenta la parábola de Lázaro y el hombre rico. Ambos mueren. Lázaro se va al cielo y el rico se va al infierno, ¿Por qué? Sencillo, porque a este hombre rico, la vida y Dios le llevaron a un hombre pobre a la puerta de su casa para que lo transformara e hiciera una mejor versión de él, pero no lo hizo. Y por eso recibe un castigo.
La jefa del MP tuvo ocho largos años para dejar una huella positiva en el MP. Lamentablemente, no aprovechó estos años para hacerse de una buena fama y transformar el sistema de justicia. Y en menos de ocho meses que le quedan no creo que lo haga.
Estas son lecciones de vida para nosotros, los dé a pie. Usemos los puestos y los bienes que tenemos para construir una buena fama, que a dondequiera que uno vayamos, en términos generales, seamos tratados bien. No hay que olvidar que no somos moneditas de oro para caerlo bien a medio mundo, pero sí es posible tener buena fama y utilizar los puestos para construir un liderazgo ético.
Esto que digo es válido para obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos. No somos perfectos y cometemos errores en nuestra manera de desempeñar el poder y la autoridad que tenemos. Pero no nos creamos dueños de las instituciones. Somos simplemente “administradores” de esas instituciones civiles o religiosas. Somos aves de paso. Hoy somos jefes y mañana ya no. Pero así es la vida.
Que Dios nos conceda la gracia de ejercer un liderazgo ético que contribuya a construir una verdadera civilización del amor.

P. Orlando Pérez
Sacerdote católico, Licenciado en Teología, Licenciado en Psicología General, catedrático universitario, con una maestría en Docencia Superior Universitaria.
Convivencia pacífica entre fe
En la historia, los dioses se pelean.
Cuando Juanito y Pedrito se enemistaron como hermanos, ambos escogieron a un dios personal, Juanito al sol y Pedrito a la luna. Ahora la batalla era entre dioses. Juanito presumió primero que su dios sol era cien veces poderoso, y Pedrito respondió que su dios luna era mil veces más poderoso. Juanito argumentó que su dios era grandísimo, y Pedrito contradijo diciendo que su dios era altísimo. Juanito afirmó que su dios era verdadero e histórico, pero Pedrito le decía que era solo mitología antigua.
Juanito le dijo a Pedrito y a todos sus amigos de la clase de su escuela, que su dios sol era el papá de todos los demás dioses, que si no lo obedecían iban a tener castigo… pero Pedrito continuaba contradiciendo. Ambos hermanos consiguieron adeptos y se formaron comunidades en el barrio y la batalla se extendió a grupos de niños creyentes que se lanzaban piedras con gran fervor cuando se encontraban entre bandos.
El padre de Juanito y Pedrito, al enterarse del gran pleito, quiso implantar una convivencia pacífica. Pero al sorprenderse de la convicción a la que habían llegado sus dos hijos y que era inquebrantable, solo les pidió que se amaran entre hermanos, aunque cada uno creyera en dioses distintos. Por un tiempo hubo paz, pero cada uno siguió teniendo fe en silencio en su dios fabricado, pensando personalmente, que él era el elegido y que tenía la misión de derrotar al otro.
¿Podemos convivir pacíficamente en sociedad, aunque creamos en dioses distintos? La humanidad ha inventado miles de dioses. Desde el dios del trueno hasta el dios del mar, pasando por el de la montaña, de la lluvia, del maíz. Incluso algunos han tenido nombre como Zeus, Poseidón, Brahma, Kukulkan, Quetzalcóatl.
Hoy por hoy, las personas tienen distintas ideas de su dios personal, aunque pertenezcan a la misma religión, al mismo sector. Si usted quiere comprobar esto, solo basta con que le dé una hoja a cada niño o adulto de alguna clase, y que respondan a la pregunta: ¿Cómo es Dios?
Usted tiene derecho a creer en el dios que usted quiera, pero los demás tienen el mismo derecho. El pleito comienza cuando alguien declara que el suyo es el verdadero y que el del otro es falso. El pleito se agrava cuando cada grupo creyente interpreta que pertenece al pueblo escogido y que los demás son inferiores. Ahora la guerra es entre pueblos elegidos por una deidad. Se agrava aún más cuando sus escrituras, sus dogmas o sus líderes les dicen que deben aniquilar a los que piensan distinto. Como decía la antigua canción de los Guaraguao: “También reza el piloto, cuando monta en el avión, para ir a bombardear a los niños del Vietnam”.
Ya se van quedando muy atrás muchas ideas religiosas donde un dios exigía sacrificios de sangre, de animales y de humanos. ¿Usted ya no cree en esas ideas, verdad? Las leyes de su nación de seguro prohíben esos sacrificios, el asesinato, la tortura, la discriminación por credo. Porque los pueblos van generando sus propias leyes para una convivencia pacífica. Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Sí, lo que creo me hace bien y le hace bien a los demás, sin lastimar a nadie… entonces me permito seguir creyendo”.

Oswaldo Soto
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental.
Xelajú eterno, infinito, inmortal
¡Felicidades a Xelajú MC y a todos los que sienten amor por esta bella tierra!
El equipo Superchivo acaba de lograr otra hazaña que será recordada por muchas generaciones, tan memorable como la de 2013, cuando se eliminó a las Chivas Rayadas del Guadalajara: Esta en la semifinales de la Copa Centroamericana 2025.
Todo Superchivo —y es cierto— siente un orgullo único por un equipo que, más allá de la ilusión personal, trasciende en lo colectivo. A través del futbol, los quetzaltecos creamos nuestro propio lenguaje, el de nuestra alegría genuina al apoyar a nuestro equipo, tan arraigado en nuestra psique.
Xelajú MC es, para nosotros, una materia de la que está hecha nuestra alma; algo que, efectivamente, se ha heredado de generación en generación, al igual que los arquetipos del amor, la madre, el héroe, la belleza y la ternura.
El equipo Superchivo también representa, hay que reconocerlo, el rostro más fiel que tenemos para expresar nuestro Sexto Estado de Los Altos. Es a través de este equipo que demostramos nuestra inquebrantable pasión por nuestra tierra y nuestra voluntad de luchar por ella. Aunque estemos lejos del sonido de la guerra o la pólvora, el sentimiento es el mismo que el de quienes soñaron con la independencia y lucharon contra la tiranía de Rafael Carrera.
En estos días, en que nuestro orgullo rebosa de alegría, también es pertinente recordar que nuestro club ahora representa a toda Guatemala y, quizás, a gran parte del istmo centroamericano. Por eso, debemos apoyar sanamente a nuestro equipo del Sexto Estado, pero también compartir esa alegría con todos los guatemaltecos.
¡Felicidades a Xelajú MC y a todos los que sienten amor por esta bella tierra!

José J. Guzmán
José J. Guzmán (Quetzaltenango, 1993). Licenciado en Comunicación Social. Más de 10 años de experiencia en medios de comunicación. Tiene un libro de poemas publicados: “La Escena Absoluta” (2012).
OpiniónXelajú MC
Día del Niño: una lección de felicidad sencilla
Era un sueño que guardaba en silencio y que hoy se hizo realidad.
En cada Día del Niño descubrimos una enseñanza invaluable: los pequeños nos muestran que la felicidad se encuentra en lo esencial. Ellos celebran la vida con un abrazo de papá y mamá, con la emoción de abrir un regalo, con la complicidad de una sonrisa compartida. No necesitan tenerlo todo ni mucho para ser felices; basta el amor y la compañía sincera. Ese debería ser también nuestro aprendizaje como adultos: valorar lo simple y aprender a celebrar cada día de nuestra existencia.
Durante tres años, en La Voz de Xela impulsamos el reconocimiento a Niños Destacados, un espacio para aplaudir su talento y esfuerzo. Este año hicimos una pausa, porque decidimos celebrar con un show especial y diferente, pero el próximo año retomaremos con entusiasmo ese homenaje a la niñez que inspira.
En esta ocasión, mi reconocimiento más profundo va para mi pequeño Máximo, quien ha dado un nuevo sentido a esta fecha. Este fue su primer Día del Niño, y lo vivimos con papá celebrando su vida y la alegría que nos regala a diario.
Posdata: Mi corazón se llenó de emoción al ver que mi bebé engalanó la portada por el Día del Niño. Era un sueño que guardaba en silencio y que hoy se hizo realidad.

Marleny Mejía Franco
Abogada y Notaria - Directora Ejecutiva de La Voz de Xela
OpiniónDíaDelNiño